TEXTO 1
No pienses que en cuenta jamás te tuve, ni que tus consejos fueron semillas en el desierto, ni veas en mí al parásito que succionó tu alegre juventud, soy la prolongación de tu vida, la obra de tu sacrificio, tu propia sangre que feliz se agitaba cuando a casa volvías. Como la mayoría, cometí el onceavo pecado de no decir, "te quiero"; blasfemo del amor filial, insecto temeroso de confesar lo que siente. Ha llegado el momento, descansa en esta silla tan vieja como mi arrepentimiento y déjame salir orgulloso por nuestro sustento y contemplar tus encanecidos cabellos, símbolos de sacrificios, vetas del amor silencioso de los buenos padres. Recordarás, mis primeros llantos, mis pasos, mis preguntas infantiles, mis notas y al decirte que había ingresado a la universidad, ahora que lo pienso, la vida es como un tren veloz el cual al volver nos permite presenciar los paisajes de nuestras experiencias, pero, ¡Qué son esas lagrimitas!, es momento de ser feliz, recuerda que los hombres no debemos llorar. Tengo tantas cosas que decirte que ojalá el inexorable tiempo no me robe este placer que los hijos suelen tener".
1.- De lo leído se puede inferir que: