Pase que pueda confundirse un gigantesco molino de viento con un gigante de carne y hueso, pero ¿confundir un rebaño de ovejas con un batallón de soldados a caballo? Seguimos con nuestra historia y encontramos de nuevo a don Quijote y Sancho por los caminos de la Mancha, cuando de pronto...
—Mira, Sancho —clamó el caballero, alzándose en los estribos y oteando el horizonte—, ¿ves aquella gran polvareda allá a lo lejos? Pues la levantan dos ejércitos que cabalgan para enfrentarse uno contra otro en descomunal combate.
Las aventuras de don Quijote de la Mancha. Ramón García Domínguez