El Cid Campeador

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1.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Cómo se llamaban las hijas del Cid?

Doña Elvira y doña Sol.

Doña Elvira y doña Juana.

Doña Juana y doña Sol.

2.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


Sus maridos eran:

Los infantes de Castilla.

Los infantes de Valencia.

Los infantes de Carrión.

3.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Qué suceso ocurrió un día?

Que atacaron los moros.

Que se escapó un león de la jaula

Que se formó una tormenta.

4.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Cómo se comportaron los infantes de Carrión?

Con gran valentía.

Con indiferencia.

Con cobardía.

5.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Qué hizo Fernando González?

Meterse debajo del escaño.

Ponerse tras la viga de un lagar.

Salir corriendo.

6.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Dónde se escondió Diego González?

Debajo de la cama..

Tras la viga de un lagar.

Detrás de las cortinas.

7.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

1 min • 1 pt

Poema del Cid


En Valencia con los suyos vivía el Campeador;

Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.

Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,

un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:

Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león.

Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;

recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,

y rodean el escaño en guarda de su señor.

Allí Fernando González, infante de Carrión,

ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;

metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.

Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:

-¡Ay, que no veré Carrión!

Tras la viga de un lagar metióse con gran temor;

todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.

En esto que se despierta el que en buen hora nació;

de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:

-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?

-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.

Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:

El manto se pone al cuello y encaminóse al león.

La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;

allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.

Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,

y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.

A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.

Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.

Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;

aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,

y cuando los encontraron, los hallaron sin color.

No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;

mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.

Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;

fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.


Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)


¿Quién es "el que en buen hora nació"?

El Cid Campeador.

El infante de Carrión.

Fernando González.

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