"La Justicia del Juez"             lectura de comprensión

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1.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

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Lee la fábula y responde la pregunta.


¿Cuál crees que es la moraleja de este cuento?

Moraleja

Si te comes el olor de un restaurante debes de pagar por el.

Moraleja.

Si tienes un problema acude al juez.

Moraleja.

Siempre hay que ser justos con nuestras acciones y no querer pasarnos de listos.

2.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido. (Cuento árabe).

¿Qué estaba haciendo el cocinero?

Arreglando la carne en la puerta del restaurante.

Asando carne en la puerta del restaurante.

Regalando carne en la puerta del restaurante.

3.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido.


¿Qué hizo el hombre que pasaba por ahi?

Se detuvo a ver la deliciosa carne.

Se detuvo a aspirar el delicioso olorcillo.

Entro al restaurant a comer al sentir el olorcillo de la carne.

4.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido. (Cuento árabe).


Después de leer la oración subrayada en azúl. ¿Qué crees que significa la palabra "alforjas"?

bolsa de mano

maleta

bolsa de saco o pantalon

5.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido.


¿Por qué crees que unto su pan por la columna en vez de comer la carne?

Porque solo se le antojo el olor.

Porque no tenia dinero para pagar.

Porque el cocinero no habia terminado de cocinar la carne.

6.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido.


¿Crees que fue justo decirle al hombre "debes pagar lo que has comido" ?

Si, porque se comio el olor de la carne.

No, porque no comio ni un trozo de carne.

Si, porque el cocinero estaba cocinando la carne.

7.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

2 mins • 1 pt

El cocinero de un restaurante se hallaba asando carne a la puerta de su establecimiento. El olorcillo se expandía por doquier, como invitando a probar el sabroso trozo de carne.

Un hombre pobremente vestido que acertó a pasar por allí, se detuvo a contemplar el quehacer del cocinero y quedó aspirando el delicioso olorcillo. De pronto se le ocurrió sacar de sus alforjas un trozo de pan y con suma tranquilidad comenzó a pasarlo por entre la columna de humo que se desprendía de la carne asada. El cocinero lo dejó hacer sin decirle nada. Pero, cuando el hombre hubo comido el pan, le dijo:

- Debes pagarme lo que has comido.

- ¡Cómo! -se sorprendió el hombre- ¡Si nada me has dado!

- Sí, el olorcillo que despide mi carne con el que has untado tu pan. Si no me pagas, te denunciaré al juez.

Y ante la negativa del hombre, lo llevó ante el juez.

Este escuchó al forastero:

- Sólo pasé el pan por encima del humo que desprendía la carne, y ahora pretende que pague por ello.

El juez miró al cocinero y le preguntó:

- ¿Cuánto crees que te debe pagar por haber disfrutado de la fragancia de tu carne?

- Unos 10 pesos- respondió prontamente el cocinero.

Entonces, el juez dijo al otro:

- Si tienes una moneda de diez pesos, dámelo, por favor.

Cuando el juez tuvo el dinero en su mano, la hizo rebotar en la mesa y preguntó al posadero:

- ¿Has oído el sonido de la moneda?

- Ciertamente, señor.

- Pues, bien, ya estás pagado: acabas de cobrarte del sonido,

así como este hombre del olor ha comido.


¿Crees que el juez hizo justicia?

Si, porque asi como el forastero solo comio el olor y no la carne, el cocinero tambien debio de recibir solo el sonido de la moneda.

No, porque el cocinero era el dueño de la carne y del olor de la carne.

No, porque el pan que se comio el forastero era de el.