Lectura A
En el mundo contemporáneo el periódico va perdiendo su poder de orientación y parece convertirse en un mero informador de multitudes. Son menos los escritores que utilizan el periodismo como arma de lucha o campo de debates. La prensa suele uniformarse cada vez más, no existen diferencias claras entre la información suministrada por derechas e izquierdas y son los intereses comerciales quienes imponen las normas.
El periodismo del siglo XIX se caracterizó por su interés formativo y divulgador de ideas, su honda preocupación humana y su espíritu combativo. Este no sólo era una expresión de cultura, sino también una responsabilidad ineludible de todo escritor consciente que se sentía obligado ante el lector.
El creciente individualismo de nuestro siglo ha apartado al escritor contemporáneo de esa labor divulgadora de ideas y lo lleva al cultivo de la sensibilidad. Siempre que va al periódico, es para conseguir el elogio de lo que tiene de distinto para hacer un llamamiento a los escogidos de su arte que se encuentran diseminados en esa anónima masa lectora de periódicos.
Lectura B
El periodismo actual nos priva de la opinión y el comentario que son tan esenciales al buen periodismo como la noticia. Antes, eran periódicos pequeños, muchos de ellos semanarios, y de escasa publicación. En ellos, se vertía el pensamiento de la época y se fue forjando la conciencia política del país. En aquellos pequeños periódicos, hay que ir a buscar la genealogía de la patria.
¿Y los de hoy? Los accidentes, los incidentes, las investigaciones del Auditor y la gloria de los peloteros. El periodista actual se ha reducido de escritor a taquígrafo. O escribe al dictado o no escribe. Por eso los periódicos de hoy se leen en diez minutos. Es un periodismo de titulares para satisfacer el gusto del impresor.
Los grandes periódicos dependen de sus anunciantes y los anunciantes y las tarifas, de la circulación. Se considera mejor periódico el que más circulación alcanza. Con este criterio, una subversión radical se ha impuesto sobre el periódico. Como la publicidad es fuerza y la reiteración graba las ideas, en la masa se grabará lo que le repitan día a día…aunque sea una tontería.
De acuerdo con la lectura A, los escritores del siglo XIX que publicaban en los periódicos eran éticos, mientras que los del siglo XX son